REPSI - Revista Ecuatoriana de Psicología

https://repsi.org

Volumen 8, Número 20, enero-abril 2025

ISSN: 2661-670X

ISSN-L: 2661-670X

 

 

 

 

 

 

Niveles de dependencia emocional en usuarias del Instituto de Criminología, Criminalística e Intervención Psicosocial Familiar

 

Emotional dependency levels in female users of the Institute of Criminology, Criminalistics, and Family Psychosocial Intervention

 

Níveis de dependência emocional em usuárias do Instituto de Criminologia, Criminalística e Intervenção Psicossocial Familiar

 

María Paz Bernal Sarmiento

mbernals1@est.ups.edu.ec

https://orcid.org/0009-0003-2885-813X

 

Micaela Estefanía Sigüenza Vallejo

msiguenzava@est.ups.edu.ec

https://orcid.org/0009-0009-2239-3662

 

Jessica Vanessa Quito Calle

jquito@ups.edu.ec

https://orcid.org/0000-0002-1428-5081

 

Andrés Ramírez Coronel

aramirezc1@ups.edu.ec

https://orcid.org/0009-0007-3493-6519

 

Universidad Politécnica Salesiana. Cuenca, Ecuador

 

Artículo recibido 17 de octubre 2024 | Aceptado 12 de noviembre 2024 | Publicado 29 de enero 2025

 

RESUMEN

La dependencia emocional en mujeres puede manifestarse como una búsqueda constante de validación, afectando su autoestima y relaciones interpersonales de manera significativa. El objetivo de la presente investigación fue determinar los niveles de dependencia emocional en usuarias del Instituto de Criminología, Criminalística e Intervención Psicosocial Familiar de la Universidad de Cuenca, Ecuador, en el periodo de marzo a agosto 2024. La metodología empleada fue de tipo cuantitativo, con un diseño descriptivo y no experimental. Se aplicó el Inventario de Dependencia Emocional a un total de 55 mujeres. Los resultados evidenciaron que predomina un nivel de dependencia emocional bajo o normal; las dimensiones que prevalecen son la necesidad de acceso a la pareja, el miedo a la ruptura, la subordinación y sumisión. Las conclusiones indican que la implementación de programas de apoyo que aborden estas necesidades específicas contribuiría a fomentar relaciones más saludables y equilibradas.

 

Palabras clave: Dependencia emocional; Mujeres; Dimensiones; Niveles de dependencia emocional; Inventario de Dependencia Emocional

 

ABSTRACT

Emotional dependence in women can manifest itself as a constant search for validation, significantly affecting their self-esteem and interpersonal relationships. The objective of this research was to determine the levels of emotional dependence in users of the Institute of Criminology, Criminalistics and Family Psychosocial Intervention of the University of Cuenca, Ecuador, in the period from March to August 2024. The methodology used was quantitative, with a descriptive and non-experimental design. The Emotional Dependence Inventory was applied to a total of 55 women. The results showed that a low or normal level of emotional dependence predominates; the prevailing dimensions are the need for access to the partner, fear of breakup, subordination and submission. The conclusions indicate that the implementation of support programs that address these specific needs would contribute to promoting healthier and more balanced relationships.

 

Key words: Emotional dependence; Women; Dimensions; Levels of emotional dependence; Emotional Dependence Inventory

 

RESUMO

A dependência emocional nas mulheres pode se manifestar como uma busca constante por validação, afetando significativamente sua autoestima e seu relacionamento interpessoal. O objetivo desta pesquisa foi determinar os níveis de dependência emocional em usuários do Instituto de Criminologia, Criminalística e Intervenção Psicossocial Familiar da Universidade de Cuenca, Equador, no período de março a agosto de 2024. A metodologia utilizada foi quantitativa. um desenho descritivo e não experimental. O Inventário de Dependência Emocional foi aplicado em um total de 55 mulheres. Os resultados mostraram que predomina um nível baixo ou normal de dependência emocional; As dimensões que prevalecem são a necessidade de acesso ao parceiro, o medo da ruptura, a subordinação e a submissão. As conclusões indicam que a implementação de programas de apoio que respondam a estas necessidades específicas contribuiria para promover relações mais saudáveis e equilibradas.

 

Palavras-chave: Dependência emocional; Mulheres; Dimensões; Níveis de dependência emocional; Inventário de Dependência Emocional

 

INTRODUCCIÓN

 

La dependencia emocional en mujeres jóvenes es un tema de creciente interés en el ámbito de la psicología y las ciencias sociales, especialmente en un contexto donde las relaciones interpersonales juegan un papel fundamental en el desarrollo personal y social. Este fenómeno se manifiesta a través de diversas dimensiones que afectan la calidad de sus relaciones y el bienestar emocional. Se caracteriza por ser una inclinación desproporcionada y enfermiza hacia la búsqueda de amor, afecto y disponibilidad constante de quienes han establecido un vínculo afectivo, generalmente en el contexto de relaciones sentimentales (Marín, 2019).

 

El miedo a la ruptura es uno de los aspectos más relevantes en este contexto, ya que puede llevar a comportamientos que comprometen la autonomía emocional y fomentan relaciones disfuncionales. Las mujeres que experimentan altos niveles de miedo a perder a su pareja pueden verse atrapadas en una dinámica de dependencia que limita su capacidad para tomar decisiones independientes y saludables (Quiroz et al., 2021).

Por otro lado, el miedo e intolerancia a la soledad también juega un papel crucial en la dependencia emocional, provoca que las personas tiendan a buscar relaciones por razones que van más allá del amor o la conexión genuina (Campos et al., 2022). La prioridad otorgada a la pareja es otra dimensión significativa, cuando las mujeres colocan a sus parejas en una posición central en sus vidas, esto puede reflejar tanto un compromiso saludable como una posible pérdida de autonomía, se ha determinado que una alta prioridad hacia la pareja puede asociarse con una disminución en el autocuidado y el desarrollo personal (Ramos, 2016).

 

Así también, la necesidad de acceso a la pareja, los deseos de exclusividad, la subordinación, la sumisión, y los deseos de control y dominio, son indicadores críticos de dependencia emocional. La presión generada cuando estas dimensiones adquieren un nivel alto, puede generar tensiones y expectativas poco realistas, inseguridades personales y miedos subyacentes, desequilibrios significativos en el poder dentro de las relaciones, una disminución en su autoestima y el bienestar emocional (Romero, 2023). Esto resalta la importancia de fomentar relaciones basadas en el respeto mutuo y la igualdad.

 

En un contexto global, aunque tanto hombres como mujeres pueden experimentar dependencia emocional, las féminas tienden a ser más afectadas, lo que resalta la necesidad de abordar este tema desde una perspectiva de género en las intervenciones psicológicas y sociales (Momeñe et al., 2022). A nivel regional, en América Latina, se revelan datos significativos acerca de su prevalencia y consecuencias. Un estudio realizado  por Lemos et al. (2012), en la Universidad de Guadalajara, México, encontró que la incidencia de la dependencia emocional en la población general varía entre el 8% y el 15%; por su parte Moral y Sirvent (2009), indican que las mujeres afectadas por esta condición experimentan sentimientos de soledad, vacío y desesperanza al estar solas.

 

En correspondencia, Aiquipa (2015), documentó que en Perú, las mujeres con dependencia emocional tienen un mayor riesgo de sufrir violencia en sus relaciones. En Ecuador, Donoso et al. (2021), demostraron que la dependencia emocional hacia la pareja en Quito es de 68%, mientras que en la ciudad de Ambato es del 79%; en concordancia, los hallazgos de Hilario et al. (2020), determinaron que las mujeres afectadas por la dependencia emocional tienden a normalizar conductas violentas dentro de sus relaciones de pareja. Por su parte,  Alvarado (2018), en la Universidad de Cuenca, identificó que las mujeres manifiestan un nivel de dependencia emocional medio con un 51,4%; por su parte, Uguña y Vega (2023), evidenciaron que las mujeres presentan el 20,36% de dependencia emocional, mientras que los hombres presentan el 19,92% además se registró que las mujeres son mayormente afectadas dentro de la escala de expresión afectiva en comparación con sus contrapartes.

 

En este contexto es válido considerar, ¿cómo influye la dependencia emocional en las relaciones de pareja y en el bienestar y salud mental de las mujeres?, ¿cuáles son las dimensiones de la dependencia emocional que más afectan la satisfacción y autonomía de las mujeres?, ¿cuáles son las características sociodemográficas que influyen en la dependencia emocional? Teniendo en cuenta esta realidad, el objetivo de la presente investigación fue determinar los niveles de dependencia emocional en usuarias del Instituto de Criminología, Criminalística e Intervención Psicosocial Familiar de la Universidad de Cuenca, Ecuador, en el periodo de marzo a agosto 2024.

 

MÉTODO

 

El presente estudio se llevó a cabo en el Instituto de Criminología, Criminalística e Intervención Psicosocial Familiar de la Universidad de Cuenca, Ecuador, durante el periodo de marzo a agosto de 2024. La investigación es de tipo cuantitativo, con un diseño descriptivo, no experimental, ya que no se manipuló deliberadamente la variable de estudio: Dependencia emocional, con las dimensiones: Miedo a la ruptura (MR), Miedo e intolerancia a la soledad (MIS), Prioridad de la pareja (PP), Necesidad de acceso a la pareja (NAP), Deseos de exclusividad (DEX), Subordinación y sumisión (CC), Deseos de control y dominio (DCD).

 

Se trabajó con una población de 55 usuarias, cuyas edades estuvieron comprendidas entre los 18 y 55 años, con un promedio de 27,84 años, quienes a su vez cumplieron los criterios de inclusión y exclusión.

 

Criterios de inclusión y exclusión

 

Los criterios de inclusión establecieron que las participantes debían tener entre 18 y 55 años y haber mantenido al menos una relación de pareja en algún momento de su vida. Los criterios de exclusión se refirieron a aquellas usuarias que presentaran dificultades en la comprensión lectora con menos de 6 años de escolaridad básica y a las diagnosticadas con trastornos mentales o enfermedades que pudieran afectar su capacidad para completar los inventarios. Además, se aplicó un consentimiento informado a todas las participantes, en el cual se explicó el uso y la confidencialidad de los datos, enfatizando que la participación era voluntaria.

 

Se utilizó una encuesta sociodemográfica, a través de la cual se recolectó la información acerca de la edad; el estado civil, soltera, casada, divorciada, unión libre; la instrucción, primaria, secundaria, universidad o posgrado y la zona de residencia, urbana o rural. Como instrumento se aplicó el Inventario de Dependencia Emocional (IDE) que constituyó una prueba de dominio específico para medir la variable estudiada. Para analizar la dependencia emocional de forma más profunda se usaron los puntajes de los siete componentes del IDE que se corresponden con las dimensiones de la variable.

 

Este cuestionario está conformado por 49 ítems, contiene una serie de frases que las personas suelen utilizar para describirse a sí mismas con respecto a su relación de pareja, si la persona en el momento del estudio no tiene pareja se le pide que piense en su(s) relación(es) de pareja(s) anterior(es) y que conteste en función a ello. Las oraciones tuvieron las siguientes alternativas de respuesta: rara vez o nunca es mi caso, pocas veces es mi caso, regularmente es mi caso, muchas veces es mi caso y muy frecuente o siempre es mi caso. No se impuso un límite de tiempo para contestar al inventario.

 

Para el perfil de resultados se registraron los puntajes directos, los puntajes percentiles y la categoría diagnóstica. Se agruparon los ítems de acuerdo a cada dimensión: Miedo a la ruptura” (MR) estuvo constituida por 9 ítems, 5, 9, 14, 15, 17, 22, 26, 27, 28; “Miedo e intolerancia a la soledad” (MIS) por 11 ítems, 4, 6, 13, 18, 19, 21, 24, 25, 29, 31, 46; “Prioridad de la pareja” (PP) por 8 ítems, 30, 32, 33, 35, 37, 40, 43, 45; “Necesidad de acceso a la pareja” (NAP) por 6 ítems, 10, 11, 12, 23, 34, 48; “Deseos de exclusividad” (DEX) por 5 ítems, 16, 36, 41, 42, 49; “Subordinación y sumisión” (SS) por 5 ítems, 1, 2, 3, 7, 8 y finalmente “Deseos de control y dominio” (DCD) está constituida por 5 ítems, 20, 38, 39, 44, 47. Al obtener el puntaje directo dentro de cada dimensión se transformó a percentil y se clasificó en cuatro grupos: “Bajo o normal” de 1 – 30 puntos, “Significativo” de 31 – 50 puntos, “Moderado” de 51 – 70 puntos y “Alto de 71 – 99 puntos.

Este cuestionario alcanzó un coeficiente Alfa de Cronbach de 0.965 en la prueba final, lo que indica una alta confiabilidad, determinada mediante el método de consistencia interna, utilizando tanto los coeficientes Alfa de Cronbach como el coeficiente r de Pearson corregido con la fórmula de Spearman-Brown.

 

El procedimiento de esta investigación comenzó con la socialización del interés por estudiar la dependencia emocional en el Instituto de Criminología, Criminalística e Intervención Psicosocial Familiar de la Universidad de Cuenca. Una vez que se obtuvo la aprobación para llevar a cabo el estudio, se explicó a las participantes interesadas los objetivos de la investigación y se les proporcionó un consentimiento informado. Posteriormente, las usuarias completaron el IDE, lo cual tomó aproximadamente entre 15 y 20 minutos. Una vez recopilados los datos, se procedió a calificar las respuestas, asignando puntajes que oscilan entre uno y cinco puntos. Se calcularon los puntajes directos para cada subescala y para la escala total de dependencia emocional, registrando también el percentil correspondiente a cada puntaje directo en un resumen de resultados.

 

Para la tabulación y análisis de datos, se utilizó el software SPSS Statistics, desarrollado por IBM, que facilitó un análisis estadístico avanzado y la creación de tablas para visualizar los datos, permitiendo así obtener hallazgos significativos. Se agrupó a las usuarias en las diferentes categorías diagnósticas, bajo o normal, significativo, moderado, alto y se repitió con cada una de las dimensiones de la dependencia emocional.  Posteriormente se calculó la frecuencia absoluta (n) de las participantes en cada categoría y los porcentajes. Los resultados se organizaron en función de las frecuencias y porcentajes para cada categoría diagnóstica en las diferentes dimensiones del IDE con un diseño descriptivo.

 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

 

Para determinar las dimensiones de dependencia emocional en las usuarias del Instituto de Criminología, Criminalística e Intervención Psicosocial Familiar de la Universidad de Cuenca, se realizó una sumativa de los ítems correspondientes a cada una de las dimensiones del reactivo del IDE.

 

En la tabla 1 se presenta el perfil sociodemográfico de las participantes del estudio y se ofrece una visión detallada de su composición en términos de edad, estado civil e instrucción. En relación con la edad, se observa que la mayoría de las participantes se encuentra en los rangos de 24 a 29 años, lo que representa el 27,3% y de 22 a 23 años el 23,6%. Las participantes más jóvenes, de 18 a 21 años, reportan un 18,2%, mientras que el grupo de 30 a 39 años abarca el 21,8%. Solo un 9,1% tiene más de 40 años. Por lo tanto, el promedio de edad de las participantes es de 27.7 años.

 

Respecto al estado civil, una abrumadora mayoría, el 78,2%, se identifica como soltera, lo que puede indicar una tendencia hacia la independencia o a la postergación del matrimonio en este grupo demográfico. Solo un pequeño porcentaje, 10,9%, están casadas o divorciadas, 9,1% y una mínima parte, 1,8%, vive en unión libre.

 

Tabla 1. Perfil Sociodemográfico de las participantes del estudio.

Variable

Categorías

n

%

Edad

18-21

10

18,2%

22-23

13

23,6%

24-29

15

27,3%

30-39

12

21,8%

>40

5

9,1%

Estado civil

Soltero

43

78,2%

Casado

6

10,9%

Divorciado

5

9,1%

Unión libre

1

1,8%

Instrucción

Primaria

3

5,5%

Secundaria

10

18,2%

Universidad

37

67,3%

Posgrados

5

9,1%

Zona

Urbano

40

72,7%

Rural

15

27,3%

 

El nivel de instrucción de las participantes presenta una distribución que refleja un acceso relativamente bueno a la educación superior, aunque con variaciones significativas en los niveles más bajos. La mayoría de las participantes, el 67,3%, ha alcanzado estudios universitarios. Este dato es alentador y sugiere que hay un acceso considerable a la educación superior entre las mujeres del estudio. Este logro puede estar relacionado con políticas educativas que fomentan la inclusión y el empoderamiento femenino, así como con el creciente reconocimiento de la importancia de la educación superior para el desarrollo personal y profesional.

 

Solo un 5,5% ha completado la educación primaria y un 18,2% ha finalizado la secundaria. Estos porcentajes requieren ser tomados en cuenta y sugieren que una parte significativa del grupo no ha tenido acceso a una educación básica completa, lo que puede ser indicativo de barreras socioeconómicas, culturales o geográficas que limitan las oportunidades educativas desde una edad temprana. Por su parte, el 9,1% de las participantes ha alcanzado estudios de posgrado, aunque este porcentaje es menor en comparación con las graduadas universitarios, muestra que existe un interés por continuar la formación académica y especializarse en áreas específicas. Esto puede ser un reflejo de aspiraciones profesionales elevadas y un deseo de mejorar su competitividad en el mercado laboral. El análisis de la distribución geográfica revela una clara predominancia de aquellas que residen en áreas urbanas, 72,7%, en comparación con las que habitan en zonas rurales, 27,3%.

 

Este perfil muestra una predominancia urbana y académica entre las mujeres estudiadas, reflejando una variedad en su situación educacional, ocupacional y familiar. Esta diversidad en los datos sugiere la existencia de diferentes contextos y experiencias personales, proporcionando un panorama integral de las características sociodemográficas de las participantes.

 

Los resultados del estudio presentan, además, una evaluación de las dimensiones relacionadas con las emociones y comportamientos en las relaciones interpersonales. En la tabla 2 se presentan cada una, junto con sus categorías y porcentajes correspondientes. En la dimensión del miedo a la ruptura, se observa que el 18,2% de las participantes reporta niveles bajos o normales de miedo, mientras que un 34,5% experimenta un miedo significativo. Un 14,5% se encuentra en un estado moderado de preocupación, y un 32,7% manifiesta un alto nivel de miedo a la ruptura. Estos resultados sugieren que una gran parte de las participantes, el 47,2%, presenta niveles significativos o altos de ansiedad respecto a la posible finalización de sus relaciones, lo que puede indicar una vulnerabilidad emocional considerable en este ámbito, ya que la ruptura es un tema sensible y preocupante para una gran parte de las usuarias, lo que sugiere la necesidad de intervenciones que aborden estos temores.

 

Tabla 2.  Distribución por categorías de las dimensiones emocionales.

Dimensiones

Categoría

n

%

Miedo a la ruptura (MR)

Bajo o normal

10

18,20%

Significativo

19

34,50%

Moderado

8

14,50%

Alto

18

32,70%

Miedo e intolerancia a la soledad (MIS)

Bajo o normal

17

30,90%

Significativo

13

23,60%

Moderado

9

16,40%

Alto

16

29,10%

Prioridad de la pareja (PP)

Bajo o normal

20

36,40%

Significativo

12

21,80%

Moderado

10

18,20%

Alto

13

23,60%

Necesidad de acceso a la pareja (NAP)

Bajo o normal

0

0,0%

Significativo

9

16,40%

Moderado

15

27,30%

Alto

31

56,40%

Deseos de exclusividad (DEX)

Bajo o normal

26

47,30%

Significativo

13

23,60%

Moderado

8

14,50%

Alto

8

14,50%

Subordinación y sumisión (CC)

Bajo o normal

18

32,70%

Significativo

11

20,00%

Moderado

9

16,40%

Alto

17

30,90%

Deseos de control y dominio (DCD)

Bajo o normal

22

40,00%

Significativo

14

25,50%

Moderado

9

16,40%

Alto

10

18,20%

 

En cuanto al miedo e intolerancia a la soledad se obtiene que casi un tercio de las usuarias, el 30,9%, reporta niveles bajos o normales; sin embargo, un 23,6% presenta un miedo significativo, mientras que un 16,4% tiene un nivel moderado y un 29,1% muestra un alto nivel de intolerancia a la soledad. Estos datos reflejan que casi el 45% de las participantes experimentan una preocupación considerable por estar solas, lo que puede influir en su bienestar emocional y en sus decisiones relacionales e indica una polarización en sus experiencias respecto a la soledad.

 

La mayoría de las usuarias, representadas por el 36,4% coloca a la pareja en una posición de baja o normal prioridad; un 21,8% considera que esta prioridad es significativa, mientras que un 18,2% la califica como moderada y un 23,6% como alta. Esto indica que más de la mitad de las participantes, 55%, otorgan una importancia significativa o alta a la pareja en sus vidas, lo que puede reflejar dinámicas relacionales en las que la pareja desempeña un papel central, así como el equilibrio que las usuarias mantienen al gestionar su independencia emocional en relación con la atención que brindan a esta.

 

La dimensión relacionada con la necesidad de acceso a la pareja muestra resultados preocupantes, el 0% de las participantes reporta niveles bajos o normales en esta categoría. En cambio, un 16,4% tiene una necesidad significativa, un 27,3% presenta una necesidad moderada y un alarmante 56,4% manifiesta una alta necesidad de acceso a su pareja. Este resultado sugiere una dependencia emocional considerable en términos de la necesidad de proximidad y contacto constante, lo cual podría tener implicaciones negativas para su autonomía personal.

 

En términos de deseos de exclusividad, el 47,3% de las participantes se encuentra en niveles bajos o normales. Sin embargo, el 23,6% de las participantes expresa un deseo significativo de exclusividad, mientras que el 14,5% reporta deseos moderados y otro 14,5% manifiesta deseos altos. Estos datos indican que aunque muchas participantes valoran la exclusividad en sus relaciones, hay también una porción significativa que siente presiones por mantenerla.

 

Al analizar la subordinación y sumisión se revela que el 32,7% tiene niveles bajos o normales en este aspecto. Un 20% considera que su sumisión es significativa, mientras que un 16,4% se encuentra en un estado moderado y un 30,9% presenta altos niveles de subordinación. Esto sugiere que casi el 47% de las participantes pueden experimentar dinámicas relacionales donde se sienten subordinadas o sumisas a sus parejas y en una posición de inferioridad o dependencia en sus relaciones.

 

Finalmente, en relación con los deseos de control y dominio, el 40% reporta niveles bajos o normales. Un 25,5% considera que tiene deseos significativos de control sobre su pareja; el 16,4% tiene deseos moderados y el 18,2% posee deseos altos. Estos resultados indican que, aunque muchas participantes no buscan ejercer control sobre sus parejas, hay una proporción notable, 43%, que sí presenta deseos significativos o altos en este sentido.

 

Los resultados del estudio reflejan una compleja interacción entre emociones y comportamientos en las relaciones interpersonales. Las altas proporciones de miedo a la ruptura y a la soledad sugieren vulnerabilidades emocionales significativas entre las participantes. Además, la dependencia emocional hacia las parejas es evidente en la necesidad extrema de acceso a ellas. Las dinámicas relacionadas con la subordinación y los deseos de control también plantean interrogantes sobre la igualdad y el poder dentro de estas relaciones. Estos hallazgos pueden ser fundamentales para desarrollar intervenciones dirigidas a mejorar el bienestar emocional y relacional de las participantes.

 

Por otro lado, para identificar los niveles de dependencia emocional en las usuarias, se realizó una sumativa total de los 49 ítems correspondientes al reactivo del IDE. Se empleó la metodología de agrupación para clasificar los resultados obtenidos en cuatro grupos al igual que en cada dimensión. Los datos muestran que casi la mitad de las participantes, específicamente el 43,64%, presenta niveles bajos o normales de dependencia emocional total, lo cual es un hallazgo positivo. Este porcentaje sugiere que una parte significativa de las usuarias mantiene un equilibrio saludable en sus relaciones interpersonales, lo que puede contribuir a su bienestar emocional y a la estabilidad de sus vínculos afectivos.

 

Sin embargo, es importante destacar que un 21,82% muestra una dependencia emocional alta, esta cifra indica la existencia de un grupo considerable que podría beneficiarse de intervenciones diseñadas para fomentar su autonomía emocional. La alta dependencia emocional puede manifestarse en comportamientos como la necesidad constante de aprobación, el miedo a la soledad o la incapacidad para tomar decisiones sin el apoyo de otros. Estas características pueden limitar el desarrollo personal y afectar negativamente la calidad de las relaciones (Figura 1).

 

Figura 1. Niveles de dependencia emocional.

 

Por lo tanto, es fundamental implementar programas de apoyo que aborden estas necesidades específicas. Tales intervenciones podrían incluir talleres sobre habilidades emocionales, asesoramiento psicológico y actividades que promuevan la autoconfianza y la independencia. Al fortalecer la autonomía emocional de este grupo, se podría mejorar no solo su bienestar individual, sino también la calidad de sus relaciones interpersonales. Aunque los resultados del estudio son alentadores en términos de dependencia emocional baja, es crucial prestar atención a aquellas participantes con alta dependencia para promover un desarrollo emocional más equilibrado y saludable.

 

Discusión

 

La presente investigación reveló que la dimensión con mayor prevalencia en las usuarias fue la necesidad de acceso a la pareja, seguida por el miedo a la ruptura en nivel alto. Estos hallazgos coinciden con la investigación de Calderón (2024), quien encontró que el 39% de las mujeres presentaba miedo a la ruptura y el 46% miedo e intolerancia a la soledad. Asimismo, Medina y Suxe (2021), reportaron porcentajes elevados en la dimensión de ansiedad por separación, 41,67%, relacionada con el temor a la ruptura.

 

Se concuerda con las conclusiones del estudio de Martínez et al. (2021), quienes reportan que el miedo a la ruptura es una de las características más prominentes de la dependencia emocional, destacan que las mujeres dependientes suelen experimentar una intensa ansiedad ante la posibilidad de perder a su pareja, lo que se traduce en un vínculo emocional contradictorio, donde la necesidad de cercanía se enfrenta al temor del abandono. Este miedo puede llevar a comportamientos extremos para evitar el final de la relación, incluso aceptando situaciones de maltrato o desvalorización personal.

 

Por su parte, Lescano y Salazar (2020), plantean que la intolerancia a la soledad se presenta como un rasgo significativo en mujeres con dependencia emocional, en su estudio, el 46% de las mujeres encuestadas manifestó un profundo miedo a estar solas, considerándolo aterrador y evitando la soledad a toda costa. Los autores concluyen que este fenómeno está relacionado con una baja autoestima y una percepción distorsionada de su valor personal, lo que las lleva a permanecer en relaciones tóxicas.

 

La necesidad de acceso constante a la pareja es otro indicador crítico de dependencia emocional, se concuerda con Urbiola et al. (2017), quienes describen cómo las mujeres dependientes sienten una compulsión por estar cerca de su pareja, manifestándose en comportamientos como llamadas frecuentes y mensajes constantes. Esta necesidad excesiva puede resultar asfixiante para la pareja, generando tensiones que pueden culminar en rupturas o conflictos significativos

 

Si bien el 43,6% de las usuarias en el presente estudio presentó niveles bajos o normales de dependencia emocional, un 21,8% mostró un nivel alto, lo cual es preocupante. Estos resultados son consistentes con los obtenidos por Gómez et al. (2011), quienes revelaron preocupantes estadísticas sobre su prevalencia y las consecuencias que conlleva, encontrado resultados que destacan la relación entre la dependencia emocional y factores como la violencia de pareja, el miedo a la ruptura y la ansiedad por separación.

 

Estos hallazgos son corroborados por Chafla y Lara (2021), quienes analizaron a 300 mujeres atendidas en servicios de salud, sus resultados mostraron que el 79% de las participantes presentaban niveles de dependencia emocional moderada. Este estudio subraya cómo el miedo a la soledad y a ser abandonadas puede llevar a las mujeres a tolerar situaciones abusivas, lo que refleja una clara interrelación entre la dependencia emocional y la violencia psicológica.

 

Se coincide con  Aiquipa (2015), quien en su investigación con 132 mujeres entre 18 y 40 años encontró que el 82.2% de las mujeres violentadas presentaba un alto nivel de dependencia emocional. Este estudio también destacó que el 86.3% de las participantes experimentaba un intenso miedo a la ruptura, lo que indica cómo este temor puede influir en su decisión de permanecer en relaciones perjudiciales.

 

Asimismo, Valle y Moral Jiménez (2018), realizaron un estudio que reveló que el 75.7% de las mujeres jóvenes presentaban niveles elevados de dependencia emocional. Este hallazgo es crucial, ya que sugiere que en estas edades son particularmente vulnerables a desarrollar patrones emocionales disfuncionales en sus relaciones, lo cual puede tener repercusiones duraderas en su bienestar psicológico; resultados que son corroborados por Beraún y Poma (2020), quienes determinaron que la dependencia emocional es un factor de riesgo para la violencia familiar, lo que resalta la importancia de abordar esta problemática para prevenir consecuencias negativas en la salud mental y el bienestar integral de las mujeres.

 

Estos estudios reflejan una preocupación generalizada sobre los altos niveles de dependencia emocional en mujeres jóvenes y adultas, destacando porcentajes alarmantes que indican la necesidad urgente de abordar esta problemática desde perspectivas psicológicas y sociales.

 

CONCLUSIONES

La presente investigación revela que, entre las variables sociodemográficas de las usuarias del Instituto de Criminología, Criminalística e Intervención Psicosocial Familiar de la Universidad de Cuenca, se ha identificado que la mayoría son mujeres jóvenes, con una edad promedio de 27.84 años. De este grupo, una notable mayoría se encuentra soltera, lo que podría implicar una tendencia hacia la independencia personal y la postergación del matrimonio. Además, el 72% de las participantes reside en áreas urbanas, lo que sugiere un acceso potencialmente alto a recursos educativos y laborales en comparación con aquellas que viven en zonas rurales.

 

Se estableció que la necesidad de acceso a la pareja es un aspecto crítico, sugiriendo una fuerte dependencia en términos de proximidad y contacto; el miedo a la ruptura, junto con la subordinación y sumisión, así como la intolerancia a la soledad, son aspectos que afectan a las usuarias. Estas dimensiones emocionales indican vulnerabilidades significativas que pueden influir en su bienestar general y en sus decisiones relacionales y plantea interrogantes sobre el equilibrio de poder en sus relaciones, ya que la percepción de estar en una posición inferior o dependiente puede limitar su capacidad para establecer vínculos saludables y equitativos. 

 

Los deseos de exclusividad y control presentan niveles relativamente bajos en comparación con otras dimensiones. Sin embargo, esto implica que hay un grupo significativo de participantes que siente presiones por mantener relaciones exclusivas y que busca ejercer control sobre sus parejas. Estas dinámicas pueden generar tensiones en las relaciones y afectar la igualdad entre los involucrados.

 

Se determinó que, aunque una parte significativa de las participantes mantiene un equilibrio saludable en sus relaciones interpersonales, existe un grupo considerable que presenta una notable dependencia emocional, lo que requiere de la implementación de programas de apoyo que aborden estas necesidades específicas, como talleres sobre habilidades emocionales y asesoramiento psicológico. Al potenciar la autonomía emocional, se podría enriquecer su bienestar personal y contribuir a cultivar relaciones más saludables y equilibradas.

 

CONFLICTO DE INTERESES.

Los autores declaran que no existe conflicto de intereses para la publicación del presente artículo científico.

 

REFERENCIAS

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María Paz Bernal Sarmiento. Psicóloga, Universidad Politécnica Salesiana. Diplomados en Neuropsicología Infantil y Neuroeducación, y en Terapia Cognitivo Conductual. Experiencia en Psicología Clínica y en el proyecto de investigación para el mejoramiento de la atención en niños, Ecuador.

Micaela Estefanía Sigüenza Vallejo. Licenciada en Psicología, Universidad Politécnica Salesiana. Participación activa en la investigación de la Cátedra UNESCO, Asistentes robóticos socialmente interactivos como herramientas de soporte en niños con y sin discapacidad en edades comprendidas entre los 5 y 10 años, Ecuador.

Jessica Vanessa Quito Calle. Psicóloga Clínica, Universidad del Azuay-Ecuador. Magíster en Intervención Psicosocial Familiar, Universidad de Cuenca-Ecuador. Doctora en Psicología, Universidad de Palermo-Argentina. Posdoctorado con Orientación en Metodología de la Investigación de Revisión. Docente de pregrado y posgrados en la Universidad Politécnica Salesiana y otras; Ponencias en Cuba, México, Argentina y Ecuador; Coordinadora del Grupo de investigación en Psicología (GIPSI-SIB); Coordinadora de la Red de Investigación Internacional en Psicología Clínica (RI-CLI) – SENESCYT; Afiliación a las líneas de investigación: Salud Integral y Bienestar; Estadística en Psicología y Neuropsicología; Neurociencias Clínica y Cognitiva; experiencia en docencia-investigación, Ecuador.

Andrés Ramírez Coronel. Psicólogo. Master en Neuropsicología. Doctor en Psicología, Universidad de Palermo, Argentina. Docente e investigador, Ecuador.